Los lápices de la foto proceden de la comunidad de Tigua, en la provincia de Cotopaxi, en Ecuador. Allí vive Humberto Chugchilán, un pastor de ovejas, como los padres de Marta, que un día decidió transformar pequeñas ramas de pino y naranjo en lápices de brillantes colores. Gracias a su idea, la comunidad en la que vive descubrió una nueva fuente de ingresos que les permite vivir con dignidad.
Espero que cada niño y cada niña que se lleve a su casa mi historia, disfrute de estos lápices especiales y que con ellos cree todas las ideas que su imaginación esconde.
Ojalá que os guste mi regalo.
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